Barrio

Mercado del Progreso

Los mercados, que comenzaron como sitios públicos donde se compraban o vendían mercaderías, comenzaron funcionando en plazas a las que llegaban las carretas transportando los productos desde los puntos de origen. Este comercio lo realizaban sobre las mismas carretas o más generalmente aún en el suelo, sobre las mantas, telas o cueros.

En Buenos Aires, el primer espacio de este tipo fue la Plaza Mayor, donde se podían adquirir mercaderías en lugares fijos, ya que la costumbre había hecho que la carne se comercializara en la gran ochava que formaban las actuales calles Hipólito Yrigoyen y Balcarce, las aves y pescados se obtenían frente al fuerte y las verduras en la planta baja de los “altos de Escalada”.

Ya en el año 1803, y con un gran incremento de la población y el auge comercial que había adquirido la ciudad, se construye en la mitad de la Plaza Mayor (desde los “altos de escalada”) hasta el Coliseo, altura de las actuales calles Defensa y Reconquista) una recova destinada a alojar en cuarenta locales, comercios dedicados a la venta de alimentos.

Las carretas también comenzaron a ubicarse en los huecos: espacios libres dentro de la ciudad. Los más antiguos fueron el “Hueco de Lorea” que recibía las mercaderías del norte y del oeste (se ubicaba en las actuales calles Peña, Saenz Peña e Hipólito Irigoyen), y dado que sus vendedores eran indígenas fue conocido como “mercado indio”. También, el “hueco de Miserere” que recibía las carretas en el espacio ocupado por la actual plaza once; y el “hueco de Constitución” que ubicado en el espacio comprendido por las actuales calles Bernardo de Yrigoyen, Salta, Cochabamba y Caseros, recibía el tráfico proveniente del sur.

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Con el correr del siglo XIX estos mercados fueron creciendo y las autoridades tuvieron que empezar a regular su funcionamiento. En 1821 Bernardino Rivadavia prohibió el ingreso al centro de la ciudad de las carretas tiradas por más de dos bueyes y creó dos mercados para la comercialización de mercaderías. También asignó espacios específicos para el estacionamiento de carretas, con la supresión de los Cabildos, la inspección de los mercados pasó a ser función del Jefe de policía. En época de Rosas se crearon los “Jueces de Mercado” quienes intervenían en la administración de los mercados de Lorea y Monserrat.

El 3 de abril de 1856 se estableció la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, recayendo sobre el Concejo Municipal el reglamentar el funcionamiento de los mercados. Este cuerpo preocupado por la poca higiene y descontrol con que funcionaba el tráfico de alimentos reglamentó la venta de carne y pan cono así también reorganizó el emplazamiento de los mercados creando el “del Plata” para comercializar los productos provenientes del norte; el de “Lorea” para los provenientes del oeste y de “Monserrat” para los del sur.

Para el año 1874 la ciudad ya contaba con ocho mercados, en 1884 funcionaban once, para el año 1887 existían quince mercados, para llegar a 1890 con veintiuno en funcionamiento.

En 1811, la Primera Junta Gubernativa dispuso el translado del mercado de la Plaza Mayor a la ranchería de los Jesuitas, lo que obligó que el incipiente mercado que desde aproximadamente 1776 existía en el citado predio (ubicado entre las actuales calles Perú, Alsina, Chacabuco y Moreno), se convirtiera en el año1822 en la primera construcción erigida específicamente para mercado llevando el nombre “del Centro”.

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En octubre del año 1856 se inauguró el edificio del Mercado del Plata en el predio de la entonces Plaza de las Artes ( hoy calles Sarmiento, Perón, Carlos Pellegrini, y Carabelas). Este es el primer ejemplo en Buenos Aires e un mercado cubierto en su totalidad. En el año 1947 este edificio fue demolido para dejar paso a la construcción de otro nuevo destinado a oficinas en los pisos altos y mercado en la planta baja.

El Mercado del Progreso
El 9 de noviembre de 1889 se inauguró el mercado construido por la Sociedad de Progreso de Caballito, ubicado en la calle Rivadavia esquina Silva (hoy Barco Centenera), frente a las casas de Ocantos y al lado de un edificio en ruinas.

El local fue bendecido por el Padre de Flores, padre De vita, y contó con dos bandas de música que acompañaron el acto, que culminó con una reunión social en el hotel Roma. La reunión contó con los puesteros, vecinos, autoridades y personajes como el doctor Enrique Quintana.

El Mercado del Progreso fue poblado por trabajadores en su mayoría inmigrantes, y abastecía principalmente a los barrios de Almagro, Caballito y Flores.

Entre tantas historias que rondan al mercado, una dice que en 1890 fue usado para el reclutamiento de tropas para la revolución de ese año y que en su momento, hasta fue comparado con los mercados de París.

Los espacios al aire libre se cubrían en esa época con toldos para cubrir la mercadería, mientras que en la década del ’30, se decoró el frente del edificio con el nombre de mercado utilizando letras art-decó que actualmente están bajo la nueva cubierta.

Los materiales con el que fue construído fueron hierro, ladrillo y mármol, y la disposición de su estructura, hacían que las condiciones de ventilación y limpieza y su estudiada orientación, lo convirtieran en uno de los más higiénicos para su época.

El pabellón central estaba exclusivamente reservado a la venta de carne. Completamente libre, sin paredes que impidieran circular libremente el aire, y cerrados los puestos durante la noche por planchas de hierro, tenía una excelente ventilación directa. En una de las galerías laterales donde había anchas tablas de mármol con fuentes de aguas constantes, se vendía exclusivamente pescado que podía ser lavado y aún conservado en agua con gran comodidad. El resto de las galerías estaban dispuestas para la venta de hortalizas y frutas. En total eran 53 puestos.

El mercado estaba bien provisto de agua por medio de dos fuentes colocadas en el centro. Todos los departamentos estaban provistos de agua, de manera que la limpieza podía se inmediata y completa.

Roberto Arlt, un agudo observador de los personajes de Buenos Aires, no puede olvidar lugares típicos de esta ciudad, es así que en su novela “El juguete rabioso” su protagonista recorre el mercado “El progreso” vendiendo papel de diario para las pescaderías y carnicerías.

El Mercado consta en la actualidad de 17 negocios ubicados hacia el exterior y 174 puestos interiores distribuidos en una superficie de 3600 metros cuadrados. El cerramiento del pabellón central se suprimió por formar parte los puestos del espacio central interior. El acceso por el pasaje transformó su escala en peatonal, anulando la entrada de carros, y cubriendo los adoquines con baldosas. Hoy es utilizado por los proveedores de mercaderías.

Fuente y más información:
www.mercadodelprogreso.com.ar

Av. Rivadavia 5430, CP 1424
4901-3038
www.mercadodelprogreso.com.ar

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