Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Los rebusques de las familias para organizarse en la vuelta a clases: favores laborales, viajes continuos y niñeras

La vuelta a clases presenciales en el país generó una gran expectativa, sobre todo luego de un 2020 de virtualidad en el cual niños y adolescentes manifestaron notables consecuencias psicológicas y problemas en el aprendizaje. Sin embargo, los protocolos que demanda este regreso impactaron en la organización familiar y pusieron a muchos cuidadores frente al desafío de acompañar a los chicos e intentar conciliarlo con el trabajo.

Las burbujas, los ingresos escalonados, las jornadas reducidas, la no habilitación del comedor, la modalidad híbrida, llevaron a que muchas familias -sobre todo aquellas que tienen más de un hijo- deban armar un auténtico “fixture” de horarios semanales para cumplir con los requerimientos sin colapsar en el intento.

A esto se le sumaron nuevos gastos del kit escolar, que ahora incluyen el barbijo con holder y el alcohol en gel, entre otras cosas. En el caso de los colegios privados, también se vieron afectados por el aumento de las cuotas y el precio de los uniformes. La jornada reducida impulsó a muchas familias a tener que contratar personal doméstico.

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María Sol Romero vive en Caballito, en la Ciudad de Buenos Aires, y tiene dos hijos, uno en segundo grado de primaria y otro en sala de cuatro, en nivel inicial. Ambos comenzaron las clases en febrero, el más chico va todos los días y el otro semana por medio. “En el caso del más grande, la semana presencial van de 7:40 a 12, con la maestra del grado y cursan las materias de base, más inglés y educación física. La semana virtual es con Zoom de materias especiales (plástica, música, catequesis, tecnología e informática)”, detalla. Su hijo más chico entra una hora después que el hermano, pero sale en el mismo horario.

María Sol trabaja como administrativa y venía desempeñándose en forma remota hasta que empezaron las vacaciones de verano. Allí, su suegra pudo ayudarla en el cuidado de sus hijos y permitirle volver a la oficina. Pero, pese a que el Ministerio de Trabajo emitió la Resolución 60/2021 que permite a los padres a cargo de chicos en edad escolar pedir licencia para cuidar de ellos los días que no asistan a la escuela o tengan una jornada reducida, en la mayoría de las empresas no se cumple.

“Ahora, en el trabajo nos obligan a que vayamos todos entonces tenía dos opciones: o dejaba de trabajar o contrataba una niñera. Así que por primera vez tuvimos que contratar una niñera”, contó esta mamá que, los días que su hijo mayor tiene clases virtuales, trabaja desde su casa hasta el mediodía, lo busca al menor y los deja a ambos en su domicilio a cargo de la cuidadora. La semana que concurren ambos, la empleada es quien los retira.

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(Foto: TN PIC)
(Foto: TN PIC)

Una de las preocupaciones que manifestó María Sol es que si alguno de los alumnos llegara a presentar síntomas compatibles con el coronavirus, el colegio le da 48 horas para hisoparse. Si da positivo, se aísla a los dos grupos (ya que comparten la misma docente) y se dictan clases por Zoom. Pero, si los integrantes de ese grupo tienen hermanos que concurren a la institución también aíslan a las burbujas que ellos integren.

Alejandro González vive en Florida, provincia de Buenos Aires, tiene dos hijos un nene de cinco y una nena de tres. Ambos empiezan este lunes y el calendario que les plantearon los complica bastante. “Esta semana el nene va a la tarde, pese a que estaba anotado en jornada completa, tiene que ir una hora y media. La nena empieza con Zoom lunes y martes y el miércoles también tiene que ir a la tarde, pero 45 minutos más tarde que mi hijo”, detalla el hombre.

Su esposa es administrativa y le permiten hacer home office por lo que es quien se encarga de llevarlos e ir a buscarlos, darles de comer y acompañarlos en la virtualidad. En el medio, debe trabajar. Como los horarios de sus hijos no coinciden, debe hacer cuatro viajes al colegio para llevarlos y retirarlos.

(Foto: TN PIC)
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“Yo trabajo nueve horas en una oficina y tengo dos horas de viaje entre ida y vuelta, por lo que no puedo ayudar mucho. Aparte me da miedo que me miren mal en el trabajo por pedir trabajar desde casa o cambiar el horario”, explicó Alejandro.

Su esposa también tiene miedo a perder su empleo, ya que debe pedir “favores” constantemente para poder sostener la escolaridad de los chicos.

La familia se compró un calendario mensual para acomodar los horarios de sus hijos ya que no todas las semanas son iguales. “La segunda semana de marzo, el nene cambia a la mañana, lunes y martes entra a las 8.30 y jueves y viernes a las 10.30″, detalla Alejandro.

A menos de una semana del inicio de clases en provincia de Buenos Aires, cambiaron el protocolo para los colegios

Pese a que la escuela puede garantizar solo algunas horas de clase, la cuota de jornada completa se sigue cobrando de la misma manera.

María Fernanda Álvarez Yuseff tiene dos hijos en el jardín, uno en sala de tres y una beba en sala de deambulantes (un año). Ella y su pareja son médicos y, por su trabajo esencial, según una resolución conjunta publicada en febrero en el Boletín Oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, “la franquicia por adaptación escolar quedará sujeto, excepcionalmente y por única vez para el Ciclo Lectivo 2021, a la no afectación de los servicios que deban asegurar”, por lo cual no se pueden pedir los días con este fin.

María Fernanda vive en Villa Santa Rita y lleva a su hijo mayor a una escuela privada en Flores y a su beba a la guardería estatal que está en la cuadra del Hospital Vélez Sarsfield, de Floresta, donde trabaja. A comienzos de año, quiso renunciar a la vacante porque el máximo que le garantiza la institución es de tres horas, y ella trabaja seis. Como no puede llevarse a su beba al consultorio y le resulta más complejo conseguir a alguien que la busque, no le conviene mandarla. Sin embargo, las docentes le recomendaron que realice igual la adaptación.

Su hijo mayor está realizando el mismo periodo en la otra escuela. Una semana le toca lunes, miércoles y viernes; y la otra martes y jueves. “Como no nos dan los días de adaptación, cuando yo no trabajo los llevo pero tiene que venir igual mi suegra para quedarse con el nene que no va al jardín”, detalla Fernanda.

(Foto: TN PIC)
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La más chica va día por medio, media hora. “Siempre necesito la ayuda de una segunda persona, los días que yo trabajo los lleva mi esposo pero también tiene que venir mi suegra”, remarca.

La mayor preocupación de María Fernanda tiene que ver con su situación laboral, ya que actualmente se organizó con su marido para trabajar tres días de la semana cada uno e intentar no coincidir, pero la situación económica la lleva a temer no poder sostenerlo todo el año.

Gabriela Bagdadi vive en Mataderos, trabaja en una empresa familiar y tiene tres hijas, una en primaria, una en secundaria y otra en el primer año de la universidad. “Somos una familia constituida por cinco personas, papá, mamá y tres chicas, una de 18 años, una de 13 y otra de 11″, detalló.

Según contó, el año pasado les resultó “bastante duro” poder organizarse ya que en su casa hay dos computadoras y una de ellas no funciona bien. Por lo que, con las clases virtuales de las tres, más el trabajo de su esposo que es empleado en Rentas de la Ciudad de Buenos Aires y se desempeña en modalidad remota, se les volvió casi un imposible que todas puedan cumplir con todos los Zoom requeridos.

La mayor de sus hijas se anotó en la facultad y cursa de manera virtual, por lo que se convirtió en un eslabón esencial a la hora de ayudar con la dinámica de sus hermanas.

“La de 13 pasó a segundo año, y va a ir al colegio una semana presencial y una virtual. Pero Educación Física lo va a tener por la tarde, por lo que estamos viendo cómo vamos a hacer”, contó Gabriela. Y sumó: “La más chica, que está en sexto grado, va una semana lunes, miércoles y viernes, de 8.15 a 12.15 y otra martes y jueves en el mismo horario”.

La mujer trabaja una semana sí y una no, por lo que los días que está en su casa se encarga de llevar y traer a sus hijas. Pero, cuando debe ir a la oficina, su marido lleva a las chicas a la escuela y él o su hermana mayor las busca.

(Foto: TN PIC)
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“Ahora tal día hay una cosa, tal día otra, en tal horario. Pero la semana siguiente se cambia. Van rotando los horarios y eso hace difícil la organización”, remarcó Gabriela y reveló que decidieron armar un cronograma en la heladera “para ver día a día y no perderse”.

Uno de los problemas a los que se enfrentaron fue la angustia de su hija más chica. Primero, la escuela armó las dos burbujas dividiendo el curso en dos, por orden alfabético. Esto generó que todas sus amigas quedaran en el otro grupo, “y no las va a ver en todo el año”.

A su vez, en su primer día de clase, la nena volvió shockeada por las nuevas directivas: “Nos dijo:’ Tantas cosas no podemos hacer, no podemos caminar por el patio, pararnos a tirar un papel al tacho de basura, los recreos son con 1,5 metros de distanciamiento’. Para los chicos es bastante fuerte”, sostuvo la mujer.

Otro aspecto que también le cambió fue el económico. “Las cuotas de los colegios se incrementaron entre un 50 y hasta el 70%, por lo que la economía familiar se organizó de otra manera, destinando el dinero a lo más importante”, contó Gabriela.

Valeria Montoto vive en Francisco Álvarez, en la provincia de Buenos Aires, tiene tres hijos, una nena en cuarto grado, un varón en primer grado y una nena en sala de tres. Los dos de primaria van una semana sí y una no. Afortunadamente, coinciden. En el caso del jardín, a partir del viernes comenzará a ir todos los días una hora.

Ella trabaja freelance en su casa y eso le permite acompañar a los chicos en el proceso educativo, sobre todo cuando les toca la semana virtual. “Van a una escuela que queda en Moreno, el papá los lleva en el auto y los busca mi hermana, porque mis sobrinos van al mismo colegio”, detalla Valeria. Como los ingresos y egresos son escalonados, deben esperar hasta que llegue el turno del último para poder irse.

(Foto: TN PIC)
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“Cada escuela tiene su propio protocolo dentro del protocolo”, reflexiona Fernanda al explicar que en la escuela de su hijo mayor, como tienen un restaurante, le dan una vianda cerrada a los chicos de jornada completa. Mientras que en la escuela de los hijos de una amiga suya los hacen llevar una vianda fría y, por protocolo, los docentes no pueden manipularla.

Pese a que en todos los casos les toman la temperatura a los alumnos antes de ingresar y les facilitan sanitizante de manos. Hay instituciones en las que las clases comenzaron a dictarse en los patios y se suspenden por lluvia; y otras, que tienen lugar en las aulas, pero con las ventanas y puertas abiertas.

“Yo calculo que estás medidas durarán hasta que empiece el frío y, a mi parecer, llegado ese momento se vuelve todo como antes. Porque no podés tener a los chicos en las aulas con cero grados afuera, o con las ventanas abiertas”, consideró María Sol.

En las redes sociales

La locura de la nueva normalidad escolar, invadió también las redes sociales. Allí, referentes en crianza, humoristas e influencers hicieron eco de las dificultades que se les presentaron ante las nuevas condiciones impuestas por cada escuela.

Uno de los videos más aplaudidos fue el de Dalia Gutmann y Sebastián Wainraich. “Parece que los papis vamos a tener que hacer un curso para entender la tan esperada vuelta al cole”, escribió la comediante en Instagram para introducir el material.

La filmación muestra a Dalia y a Sebastián sentados a la mesa debatiendo los nuevos horarios de sus hijos, los días que deben ir de manera presencial, los que tienen Zoom, lo que deben llevar, entre otras cosas.

“¿Quién los va a ir a buscar?”, consulta ella. Y él le responde: “Eso lo sortea Lotería Nacional mañana”.

La cantante y compositora Maru Beni eligió la palabra “colapso” para definir las sensaciones de los cuidadores frente a este nuevo comienzo. En una hilarante reversión del tema de Damas Gratis No te creas tan importante la artista planteó los problemas con las burbujas que “explotan” cuando uno de los integrantes se enferma, la ausencia de comedor, el precio de los uniformes, entre otros temas.

“Qué más quería que volvieran a la escuela, pero de esta forma no. En mayo me internan”, bromea Maru en una de las estrofas.

El proyecto audiovisual Gente Rota, a cargo de Gabriel Lucero, rescata audios de WhatsApp acompañados de una ingeniosa animación. En este caso, hizo humor caricaturizando las quejas de un padre que se mostraba indignado porque los horarios de sus hijas no coinciden y eso le vuelve complicado poder llevarlas y buscarlas. “Tengo que poner una remisería, ¿qué se creen que no laburamos nosotros?”, cuestiona el protagonista.

“Es una era de protocolos. Protocolos para ir al colegio. Protocolos para trabajar. Protocolos para comprar un kilo de papas y así en un maravilloso circulo que nos llena de paz. Es la nueva normalidad”, introduce el material Lucero en las redes sociales.

Por su parte, Beta Suárez la creadora de Mujer y Madre Argentina, escribió un texto en sus redes sociales para acompañar a sus pares en este sinuoso camino de regreso a la presencialidad. “¿Puede una madre estar feliz por la vuelta a las aulas y además quejarse porque, por ejemplo, al tercer día de empezar casi no pudo laburar entre tanto ir y venir en entre burbujas imposibles? CLARO que puede. ¿O además de TODO les vamos a sumar el mandato de la NO QUEJA? Sigamos así y nos vamos a extinguir (ojo, tal vez no es mala idea)”, comenzó escribiendo la referente en maternidad.

En su texto, Beta hizo un recorrido por la infinidad de sentimientos que experimentan las madres en las últimas semanas frente al desafío de ajustar su vida a los nuevos mandatos escolares, procurando no quedarse sin empleo. Cabe resaltar que las mujeres son en general las que se encargan de las tareas del hogar y el acompañamiento escolar de sus hijos. Según el último informe del INDEC “Las brechas de género en la Argentina”, de 2020, la distribución del trabajo doméstico no remunerado en el país, es realizado en un 76% por ellas, contra un 24% a cargo de los hombres.

En este sentido, las instó a quejarse todo lo que necesiten, a pedir ayuda y a no dar explicaciones. “Es asombrosamente enorme y pesado todo lo que se espera de una madre. Y lo que se da por sentado es peor, porque entonces es invisible, nadie lo ve”, resaltó.

Fuente: https://tn.com.ar/sociedad/2021/03/01/los-rebusques-de-las-familias-para-organizarse-en-la-vuelta-a-clases-favores-laborales-viajes-continuos-y-nineras/

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