Ciudad Autónoma de Buenos Aires

EL 12 DE OCTUBRE DE 1927 SE INAUGURABA PLAZA IRLANDA

Sobre su historia:

Si durante la segunda mitad del siglo 19 nos alejábamos de la planta urbana del otrora Partido Provincial de San José de Flores, la que rumbo al norte llegaba aproximadamente hasta el camino de Gauna, encontrábamos gran cantidad de quintas cuya extensión oscilaba entre una y diez hectáreas.
Hacia 1870, una de esas propiedades pertenecía a Don Joaquín Rivero Forte, quien falleció al año siguiente. Tramitado su juicio sucesorio en julio de 1872, el juez autorizó a enajenarla a favor de la razón social “Miguel Duggan Hnos.”, este terreno tenía su frente en Norte la calle Gauna formando esquina con otra sin nombre, nos referimos a la actual Donato Alvarez. A este inmueble se le anexa una fracción contigua sobre el lindero Este. De esta manera el predio en cuestión va a comprendió una superficie de 86.450 m2. Para darnos una idea más precisa, en la actualidad esta quinta estaría demarcada al norte por la Avenida Gaona, al oeste por la calle Tte. Gral. Donato Alvarez, al sur por la calle Neuquén y al este por la calle Juan José Biedma.
Los hermanos Miguel, Daniel y Tomás Duggan, eran oriundos de la ciudad de Lonfford, Irlanda. Se afincaron en Buenos Aires hacia 1850 y en 1862 constituyeron la firma comercial “Miguel Duggan Hnos.” Sin mediar contrato alguno, diez años más tarde lo documentaron privadamente, dado la importancia de los cuantiosos bienes raíces que poseían.
Sintiendo Don Miguel los primeros síntomas de la enfermedad que finalmente le causaría su muerte, decidió de común acuerdo con sus hermanos y socios, disolver la firma comercial. De esta forma Tomás y Daniel Duggan quedaron en posesión de la casa quinta de San José de Flores y constituyen la sociedad comercial “Duggan Hermanos”.
En junio de 1888 falleció Miguel Duggan, soltero, declarando herederos a sus hermanos e instituyendo pequeños legados, entre ellos 20.000 pesos moneda nacional a la Asociación Católica Irlandesa.
En el año 1896 muere Daniel Duggan, luego de contraer hepatitis, dejando todos sus bienes a su hermano Tomás. Este toma posesión de la finca y la vende el 29 de marzo de 1897 a la Asociación Católica Irlandesa.
Dicha asociación utilizaba solo una pequeña porción del terreno, arrendando una parte del mismo a Don Adolfo Matías Miranda quien, junto con un socio instaló allí un horno de ladrillos, empleando a unos quince obreros especializados. Don Adolfo Miranda hijo, que en aquel entonces contaba con ocho o nueve años también colaboraba, su trabajo consistía en guiar un carro tirado por bueyes y conducirlo hasta la Compañía Arenera de la familia Devoto; a su regreso debía pasar por el llamado “lavadero de Flores” (Bella Vista y Maldonado) con el propósito de higienizar a los animales, luego, junto con su padre, se dirigía hasta la quinta de su abuela Doña Petrona Córdoba de Miranda, en las inmediaciones de las actuales calles Gaona y Boyacá.
La fabricación de ladrillos no era una tarea fácil en esos tiempos. Los materiales necesarios se colocaban en un corral llamado pisadero, la preparación se colocaba en adoberas y quedaban allí durante ocho días hasta que intervenían las cortadoras; luego se los cocinaba y había que esperar una semana para poder utilizarlos. El horno funcionó hasta el año 1914.
La gran porción de terreno que la Asociación Irlandesa no utilizaba quedó convertida en un potrero hasta que en el año 1922 se suscribe un convenio con la Comuna para la adquisición de parte de ese predio ubicado sobre las calles Gaona, Donato Alvarez y Neuquén, recordemos que la calle Almirante Francisco Seguí no estaba abierta aún. La superficie total que abarcaba la venta era de 54.463 m2 y la misma se efectuaba por la suma de 816.859 pesos moneda nacional. La adquisición resultaba ventajosa para el ente municipal, dada la amplia superficie que se hallaba libre de toda edificación y su ubicación que la convertían en el sitio ideal para la formación de un parque público.
Por ordenanza del 29 de abril de 1924 se ratifica la decisión municipal de instalar un parque público y por la ordenanza número 1427 del 30 de diciembre de 1925 se lo denominó Plaza Irlanda a pedido de Asociación Católica Irlandesa y de varios vecinos. Una vez abierta la calle Seguí esta se convirtió en el límite Este de la plaza, quedando conformada tal como la conocemos hoy.

Finalmente la Plaza Irlanda fue inaugurada 12 de octubre de 1927 a las 10 de la mañana con la presencia del Intendente Casco.

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Fuente: Revista Horizonte

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